Para entender los tipos de proveedores que existen en el mundo DeFi, vamos a analizar los dos principales modelos de interacción con la blockchain en base a las responsabilidades, riesgos y funcionalidades de cada uno.
CEX
Un CEX (de sus siglas en inglés Centralized Exchange), o exchange centralizado, es una plataforma virtual donde se realiza la compra, venta e intercambio de, en este caso, criptomonedas, tokens, e incluso NFTs. En este caso, el CEX pertenece a una empresa, que es quien gestiona los fondos de sus usuarios, lo que otorga una mayor confianza para los clientes con los que trabaja.
Ciberseguridad
Un punto fundamental que deben salvaguardar los CEX es la ciberseguridad, dado que al estar centralizados pueden sufrir ataques que acaben con los fondos de los usuarios. Por ejemplo, en 2011, cuando la tecnología aún era incipiente, Mt.Gox sufrió uno de los mayores robos de la historia cripto, con la sustracción de 2.000 bitcoins.
KYC
Otra de las características de los CEX es la forma en la que validan a los usuarios y que estos sean reales y no tengan pasado delictivo. Para ello se basan en el KYC (Know Your Customer), un formulario previo al registro en donde el usuario ha de dar toda la información que se le requiere, así como imágenes de su rostro y de su documento de identidad. Además, también disponen de estrategias AML (Anti Money Laundering) para evitar actividades de lavado de dinero.
Facilidad de servicios
Por último, los CEX también suelen ofrecer otra serie de servicios además de la propia compraventa de criptomonedas. Algunos de estos servicios serían el staking, apalancamiento, loans, o herramientas para poder hacer trading de alta frecuencia.
Usabilidad
Al fin y al cabo, un CEX es un facilitador de acceso a la blockchain para aquellos usuarios que quieren entrar pero no tienen los conocimientos técnicos para hacerlo. Con esto, delegan la responsabilidad y depositan la confianza en una empresa que se encarga de velar por la seguridad de los fondos y las transacciones.
DEX
En el lado contrario de los CEX se encuentran los DEX o exchanges descentralizados (de sus siglas en inglés Decentralized Exchange), una evolución de los primeros. En los DEX se traslada todo su funcionamiento a la blockchain, ejecutándose sobre smarts contracts con los que se maneja todo dentro de la plataforma.
Smart Contracts como gobierno
En lugar de haber una empresa en el centro de toda la operativa, en este caso se encuentra un smart contract, lo que elimina intermediarios en gran medida y hace que los DEX sean más seguros y transparentes. De este modo, los usuarios del exchange mantienen en todo momento el control de sus activos, agregando un alto nivel de seguridad, privacidad e incluso anonimato. También por ello, el usuario final asume la responsabilidad sobre su uso, tratamiento y custodia.
Anonimato vs KYC
Los DEX no solicitan hacer un KYC para entrar en ellos, lo que implica mayor anonimato y menos control sobre las operaciones que se realizan entre usuarios.
Ciberseguridad
También, a priori, son más seguros que los CEX debido a que en el centro se encuentra un smart contract y están distribuidos a través de una red de ordenadores interconectados entre sí, creando una malla muy parecida a la de una blockchain.
No obstante, a lo largo de los años también han sufrido algún problema que ha supuesto pérdida de fondos para los usuarios, como el sonado de The DAO, cuyo smart contract pilar contenía un error que permitió a los ciberdelincuentes acceder a él para sustraer los fondos.
Difícil acceso
En el lado de las desventajas, la mayor se encuentra en la usabilidad. Habitualmente no es fácil, para un usuario principiante, poder meter sus fondos en un DEX debido a todos los pasos que hay que completar hasta finalizar la transacción.
Por todo ello, antes de apostar por un DEX es importante formarse bien sobre cómo funciona, cuáles son sus características particulares y cuáles son sus condiciones de usuario, dado que pueden variar sustancialmente en función de cada DEX.
Algunos de los DEX más importantes de la industria son: